¿Y mis noches? ¿Dónde han quedado? ¿Se han esfumado dentro
de sus ojos azules? Seguro habrá sido el firmamento quien me las ha robado,
como esas estrellas fugaces que a veces se ven y desaparecen.
Mierda, no quiero morir, supongo que es lo que suele pasar
cuando se conoce la eternidad.
Yo fui inmortal un tiempo, ¿sabes? Me sentía magnánimo, cual
cronos con un palacio amarillo, majestuoso.
Ahora escribo, rebobino y me desangro, llevo tiempo despertándome
con la almohada manchada en sangre, ya no recordaba que era eso, apesta.
Joder, no quiero morir, no quiero tener que escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario