Seguramente ya te darás cuenta por mis parpados que no tengo nada que ofrecerte, las muestras de afecto que poseo son tan insípidas e inholoras como los hospitales de madrugada. Que al igual que ellos solo en ciertos y contados casos se tiñe de rojo, de llantos, sonrisas, miedo, incertidumbre y silencio, como mis manos, horriblemente silenciosas, tanto que me ensordecen, robándome el tiempo, consumiéndolo segundo a segundo como si lo disfrutara.
Carezco de formalismos, soy puro y llanamente básico, reacciono mayoritariamente con sensaciones, los cuales al ser contados y entreverados me niega un margen de reacción.
Detesto las fechas, los números y todo lo que me restriegue cínicamente el paso de mi existencia.
A tu pregunta respondo- ¿Qué tengo que ofrecerte?- instantes, silencio, lagrimas y perpetuidad. Noches en vela, gemidos y suspiros.
Aún así ya te he dado trozos de mi futuro
Pues bien… solo te pido un whisky con dos hielos, ni uno mas ni uno menos.