jueves, 16 de abril de 2015

Buenos días





Y quién mi iba a decir que al salir de mi palacio dejaría de ser magnánimo, que ya no sería inmortal.
Recuerdo mi ultima batalla contra las sombras,esas que se cuelan entre las persianas al alba, luchando para que no te tocaran, para que no ocuparan tu brillo amarillo, ese brillo que hasta el día de hoy aún me guía.
Me encantaba jugarme la vida que no sabía en el precipicio de la cama, liberándome del miedo. Allí, le susurraba mis sueños a tu cuello, inspeccionando tus miedos en cada punto de tu cuerpo, en las colinas de tu pecho, en cada cielo de verano a invierno.
Se escuchaba un gemir, era el destino al ver que se consumía la ultima colilla en la mesilla, el ultimo buenos días.
Ahora se por qué no salió el sol aquel día, el pobre está demasiado harto de las despedidas.