lunes, 17 de mayo de 2010

Palacio


Siempre a la misma hora me sentaba en el mismo lugar, encendía mi cigarrillo y me dedicaba a observarlos
A ver pasar sus días, sus noches, su destino
Ver como siempre caían en la misma piedra un sin número de veces
Como si les diera placer el tener que levantarse
Viendo como ingenuamente apartaban esa misma piedra que más adelante volvía a hacerlos caer, patéticamente frustrante.
Verlos pasar noches, días a la deriva por algo intangible
Todo esto desde mi castillo de color perla, el de la eterna luz y sombra
Donde ni el sol puede tocarme, solo las etrellas me acompañan, a distancia, pero lo hacen.
En mi cima, mi norte y mi sur, mi todo
Donde no existen ni piedras, ni alma alguna que las pusiera
Solo yo, observándolos pasar, un mero observador... 
En que momento se me ocurriría bajar?¿